A través de esta Parábola, Dios nos muestra su inmensa misericordia al no tratarnos conforme a nuestras iniquidades, sino perdonando la deuda que teníamos gracias a la preciosa sangre del Cordero; una deuda que, no está por demás decirlo, era intransferible, impagable, insostenible y asfixiante. Si ese ejemplo de perdón nos da el Rey de reyes y Señor de señores, ¿Por qué guardaríamos en nuestro corazón rencor hacia alguien que nos ha ofendido o que ha pecado contra nosotros? Actuando de esta manera, demostramos que aún no hemos entendido la gravedad de nuestro pecado delante de Dios ni el favor, para con nosotros, de Cristo Jesús.
Seguir leyendo La Parábola del Siervo Inmisericorde