¿La salvación se pierde? | Reflexión Pastoral | Vida Abundante Iglesia Cristiana

Los Frutos y la Seguridad de la Salvación

Este es un tema que como ya lo hemos tratado en otras ocasiones, es muy controversial. Sin embargo, no tenemos la menor duda de que la Biblia enseña la seguridad de la salvación por gracia, por la fe que es en Cristo Jesús.

La controversia suele suscitarse en las siguientes áreas.

  1. LA SALVACIÓN SE PIERDE: Afirman algunos creyentes que decir que la salvación no se pierde es una carta abierta para pecar.
  2. LA SALVACIÓN NO SE PIERDE: Como contraargumento, si se dice que la salvación sí se pierde, entonces la salvación sería por obras.

Pues bien, debemos reafirmar la seguridad de la salvación para todo aquel que ha recibido a Cristo como su Salvador por fe. Y que las obras son la evidencia de una auténtica fe. Es innegable que la fe en sí misma no la podemos ver, no es tangible, pero las obras como evidencia de la fe si las podemos ver.

Alguna vez en la historia del cristianismo se cuestionó si el libro de Santiago debía formar parte del Canon, pues se argumentó que se sostenía la doctrina de salvación por obras, contrario a lo que Pablo sostuvo.

“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.” – Efesios 2:8-10

Pero si se mira con cuidado Efesios, que fue escrito después de Santiago, sostiene que sería salvo para “buenas obras” (v.10). Y por su parte Santiago 2:14-18, hace las siguientes afirmaciones con preguntas retóricas:

  • ¿De qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras?
  • “¿Podría la fe salvarle?”
  • ¿De qué aprovecha? Si ves a un hermano en necesidad y le dices Id en paz, calentaos y saciaos, pero no le das lo necesario para ello.

Finalmente nos dice:

“muéstrame tu fe sin tus obras y yo te mostraré mi fe por mis obras.”

Santiago sostiene lo mismo que Pablo, somos creados para buenas obras, porque si no fuera así, entonces sería dudosa la fe que decimos qué tenemos. Por eso en los vv.22 y 24, Santiago usa el verbo “ver” al decir: “¿no ves…?” Y “¿vosotros veis…?” Santiago plantea la fe desde la perspectiva de las obras y Pablo las obras desde la perspectiva de la fe. Para Pablo las obras son consecuencia de la fe, para Santiago las obras son evidencias de la fe.

Así que todo esto armoniza con la declaración de Jesucristo cuando dijo

“Por sus frutos los conoceréis” – Mateo 7:20

El fruto es algo qué distingue al verdadero cristiano, eso no quiere decir que, si no da buenos frutos, se perderá la salvación, sino que más bien nunca has sido salvo, porque la naturaleza del buen árbol es dar buenos frutos en algún momento; así como la naturaleza del mal árbol es dar malos frutos.

Así de radical es la conclusión a la que llega el Señor que teniendo hambre ve una higuera, sin frutos, y que solamente daba hojas, a la cual dijo, nunca jamás nazca de ti fruto, y la higuera se secó. Porque solo tenía la apariencia de higuera.

El fruto es el reflejo del verdadero creyente.

“Por la mañana, volviendo a la ciudad, tuvo hambre. Y viendo una higuera cerca del camino, vino a ella, y no halló nada en ella, sino hojas solamente; y le dijo: Nunca jamás nazca de ti fruto. Y luego se secó la higuera. Viendo esto los discípulos, decían maravillados: ¿Cómo es que se secó en seguida la higuera? Respondiendo Jesús, les dijo: De cierto os digo, que si tuviereis fe, y no dudareis, no sólo haréis esto de la higuera, sino que si a este monte dijereis: Quítate y échate en el mar, será hecho. Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.” – Mateo 21:18-22


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