La Justicia de Cristo y los Legalistas | Reflexión Pastoral | Vida Abundante Iglesia Cristiana

La Justicia de Cristo y los Legalistas

Muchas veces la respuesta del creyente recién convertido a esta exhortación es buscar el cambio en su vida esforzándose en ello, y más cuando se enteran qué Jesucristo dijo lo siguiente:

“Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.” – Mateo 5:20

Pero esta conducta tiene un doble error; el primero, es que quieren proceder como los inconversos que pretenden ganar el cielo por sus obras o como decimos coloquialmente, portándose bien. Y en segundo lugar, olvidan que ellos ya son convertidos a Cristo, y cómo lograron la salvación o justificación. ¿Por su propio esfuerzo?, de ninguna manera como diría Pablo.

En la Biblia es muy común en Isaías 64:6, que se identifique la palabra justicia con las obras; por ejemplo, leemos: “Ni nunca oyeron, ni oídos percibieron, ni ojo ha visto a Dios fuera de ti, que hiciese por el que en él espera”. Y en el Nuevo Testamento también se encuentra la misma idea:

“Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida.” – Romanos 5:18

Es decir, nuestra justicia es lo que hacemos. Ahora bien, cuando Cristo nos exhorta a que nuestra justicia sea mayor que la de los fariseos no quiere decir que tenemos que enfocarnos en el cumplimiento de todos los preceptos de la Ley para ser mejores, sino que el enfoque tiene que ser Cristo.

Si usted no es creyente y se enfoca en lo que hace y como lo hace, jamás alcanzará la justificación delante de Dios, por una simple razón que encontramos en Santiago 2:10:

“Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos.”

Porque el asunto no es cuánto puede usted cumplir cabalmente sino de que calidad es su justicia, es decir, no se trata de cantidad, sino de calidad de Justicia.

Por lo que, si usted lo mide así, será igual a los fariseos, tendría su propia justicia, y nuestras obras, nuestra justicia, lo que hacemos, es según dice Isaías como trapos de inmundicia.

Mas bien se trata del tipo de justicia, de la calidad de justicia y la única justicia superior a la de cualquier persona, es la de Jesucristo.

Por lo que la justicia de los fariseos no alcanzaba para salvación, cuando mucho alcanzaba para ser reconocido por los hombres, porque como dice Romanos 3:21-23. Todo hombre está destituido de la gracia de Dios, y la única forma de alcanzar la salvación es a través de la Justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, es decir en lo que Jesucristo hizo, el sacrificio en la Cruz, pues por eso se manifestó además de la Ley, la Justicia de Dios.

Por lo que no se trataba de ser mejores y compararnos con otros, que fue justamente lo que trato de resaltar Jesucristo en la Parábola del hijo pródigo. Donde encontramos a dos personajes, aquel hijo que se perdió se extravió, pero reconoció su pecado y regreso a su Padre pidiendo perdón y misericordia, sabiendo que nada de lo que hiciera lo podía hacer merecedor del ser recibido por su padre.

En cambio, el hijo mayor, no le sirvió de nada ser el mayor o pensar que se había portado bien, comparándose con su hermano se creyó merecedor del reconocimiento de su Padre, por su justicia sin saber que sus obras eran trapos de suciedad, Lucas 15:11-32.

Por lo que aún el creyente, si ha de buscar algún cambio en su vida no para salvación, pero si para agradar a Dios, ha de ser mirando a Jesucristo agradeciéndole por su sacrificio en la cruz (por su Justicia).


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