La Voluntad de Dios nos Transforma | Vida Abundante Iglesia Cristiana

La Voluntad de Dios nos Transforma

Compartimos la semana pasada que no solo para los creyentes aplica el mandamiento de hacer la voluntad de Dios, sino también para aquellos que no han creído en el hijo de Dios.

Esto es, no solo para santificación es la obediencia, sino también para justificación, en el sentido que decíamos que Dios nos da la fe para creer en el Evangelio.

En esta semana nos enfocaremos en la obediencia (hacer la voluntad de Dios), para los creyentes.

Pablo en 1 Tesalonicenses 4:3, dice:

«Pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación.»

Leemos que la voluntad de Dios es nuestra santificación y más adelante en el v.7, nos dice que el llamado que nos ha hecho es a Santificación, y más enfáticamente el apóstol Pedro tomando del Antiguo Testamento el pasaje siguiente:

«Porque yo soy Jehová vuestro Dios; vosotros por tanto os santificaréis, y seréis santos, porque yo soy santo; así que no contaminéis vuestras personas con ningún animal que se arrastre sobre la tierra.» – Levítico 11:44.

Ya en el Nuevo Testamento enfáticamente dijo: Porque escrito está:

«Sed santos, porque yo soy santo.» – 1 Pedro 1:16

Ahora bien, observe que la razón por la que Dios nos ordena que seamos santos es porque Él es Santo, y esta debería ser razón suficiente para buscar una vida de santidad por las implicaciones que significa que debemos santificarnos porque Dios es Santo, entre ellas, porque somos representantes de Dios como cristianos en un mundo que no aprecia la santidad porque como dice el apóstol Pedro:

«Manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras.» – 1 Pedro 2:12

Abundando en esa misma razón, que nuestra conducta debe producir entre los que nos miran glorificación a Dios en lugar de murmuración:

«Teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo.» – 1 Pedro 3:16.

Nos invita a cuidar tanto nuestra conducta (actuar externo), como nuestra conciencia (convicción interna), para evitar la calumnia no solo para nosotros, sino para Nuestro Señor Jesucristo.

Dios no quiere apariencia, su deseo es que la santificación provenga del interior y produzca una conciencia limpia, que se refleje en el exterior.

Pero no solo porque se trata de un mandato, el verbo se encuentra en modo imperativo, «Sed santos», sino porque, solo el que en lo intimo acuña esta instrucción podrá tener comunión con un Dios Santo.

Ahora bien, ¿cómo podremos cumplir con este mandamiento? Pues bien, Dios sabiendo que viviremos todavía en este cuerpo y que la carne por “naturaleza” tratará de imponer sus deseos, nos dejó su Espíritu Santo, morando en nosotros, para ayudarnos en esta tarea tan complicada.

Por eso leemos en Filipenses 2:12-13 lo siguiente:

«Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.»

El primer paso es una disposición de obediencia para la santidad, saber que ese mandamiento nos obliga.

En segundo lugar, ocuparnos de la santificación, es hacer frutos dignos de arrepentimiento

«Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento.» – Mateo 3:8

Pero todo lo anterior no producirá la santidad sino estamos conscientes que Dios es el que produce en nosotros, el deseo de obedecer y la actitud de ocuparnos de nuestra santificación por el Espíritu Santo, y para ello es indispensable esforzarnos, pero esforzarnos en la gracia de Dios. Es decir, confiando en que Él es el que hace la obra de transformación en nuestras vidas.

«Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.» – 2 Corintios 3:18

NOTA: La palabra ‘salvación’ de Filipenses 2:12, se refiere a la salvación presente (santificación); ya que la salvación pasada es la justificación y la futura la glorificación, pues Dios nos salva completamente.

«Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.» – Romanos 8:29-30.


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