La Palabra de Dios nos dice:
“…porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.” – Mateo 6:8b
Independientemente de lo que nos quiere enseñar ese texto en particular, debes saber que la oración cumple varios propósitos. Usted ora porque tiene necesidades que suplir (oración de petición); usted ora porque quiere interceder por alguien más (oración de intercesión); ora porque quiere agradecer lo que ha recibido de Dios (oración de gratitud); usted ora porque busca el perdón de Dios (oración de confesión); y usted ora porque quiere reconocer a Dios (oración de adoración).
Pero, sobre todo, usted ora o debe orar, porque es hijo de Dios, porque tiene una relación con Él, y la oración forma parte importante para hacer eficaz esa relación.
Dios se comunica con usted a través de su Palabra, las Escrituras; pero usted se comunica con Él a través de la oración; no comunicarse con El es ignorarlo, es decirle que no le importa. No hay nada más lamentable que estar frente alguna persona y no hablar con ella, a no ser que no le interese o no tenga nada que tratar con esa persona; entonces la ignora.
La naturaleza caída del hombre hace imposible que el hombre busque a Dios, así lo leemos, “No hay quién busque a Dios”. (Rom 3:11b); pero una vez que el hombre es regenerado, que nace de nuevo a través de Jesucristo, adquiere la capacidad para acercarse a Dios.
“Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.” – Hebreos 10:19-22
Para acercarse a Dios, usted no necesita intermediario, porque Jesús ya abrió el comino a la presencia de Dios, no necesita otro puente, Él es el único Pontífice,:
“Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” – 1 Timoteo 2:5.
Por eso, es que cuando hablamos con Dios, lo hacemos en el nombre de Jesús:
“Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. 14 Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.” – Juan 14:13-14
Orar es platicar con El, conversar con El, creer en El, es confiar en El y finalmente depender totalmente de El. Ese circulo virtuoso es justamente lo que produce la oración. Cuando usted ora permanentemente y convierte en un habito la oración, experimenta ese proceso y progreso en su vida espiritual; comienza hablando y conversando con Dios, le va dando significado y gozo a ese tiempo de oración, para pasar a confiar en El e intensificar su fe confiando en Dios para terminar dependiendo totalmente de El.
Aún al “cristiano normal” o cristiano promedio, le sorprende que usted dependa completamente de Dios en su vida, su salud, trabajo, bienes y familia. Muchos cristianos nos pasamos la vida diciendo que ya le entregamos tal o cual área de nuestra existencia a Dios, pero justamente debajo de esa afirmación, subyace la realidad de que no le habíamos entregado esa área y que por tanto no habíamos confiado en Dios en ese aspecto y que en resumen no había una dependencia total.
Los Salmos, son en buena medida lecciones para aprender a platicar con Dios y a confiar en El, como dice:
“En el día que temo, Yo en ti confío.” – Salmo 56:3
Job aprendió a hablar con Dios, según vemos en Job 42:1-6. En este pasaje el hombre se da cuenta que a través de la oración puede descubrir:
- Como conocer a Dios, v. 2
- Como comprender a Dios, v. 3
- Como aprender de Dios, v. 4
- Como ver a Dios, v. 5
- Como depender de Dios, v. 6
Job enfrento severas aflicciones que al parecer no tenían razón de ser, que no tenían explicación y que aún podrían parecer injustas, pero Dios en su misericordia le enseño como comunicarse con El, y si usted se encuentra en una situación semejante, eso es justo lo que Dios quiere que usted, haga que lo escuche y que ore, aunque El ya sepa y conozca lo que usted va a decir, usted tiene que platicar con Dios:
“Pues aún no está la palabra en mi lengua, Y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda.” – Salmo 139:4
