Siempre es tiempo de reflexionar acerca de quién es Jesús, no importa si usted es inconverso o si ya es creyente.
“Aconteció que mientras Jesús oraba aparte, estaban con él los discípulos; y les preguntó, diciendo: ¿Quién dice la gente que soy yo? Ellos respondieron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, que algún profeta de los antiguos ha resucitado. Él les dijo: ¿Y vosotros, quién decís que soy? Entonces respondiendo Pedro, dijo: El Cristo de Dios. Pero él les mandó que a nadie dijesen esto, encargándoselo rigurosamente, y diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre padezca muchas cosas, y sea desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y que sea muerto, y resucite al tercer día. Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará. Pues ¿qué aprovecha al hombre, si gana todo el mundo, y se destruye o se pierde a sí mismo? Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras, de éste se avergonzará el Hijo del Hombre cuando venga en su gloria, y en la del Padre, y de los santos ángeles.” – Lucas 9:18-26
En nuestro texto de reflexión vemos primero a Jesús confrontando a las personas para que declaren con toda certeza y convicción quién es Él.
El mundo incrédulo tiene su propia idea de quién es Jesús, según lo vemos en los v. 18-19. Encontramos a Jesús confrontando a los discípulos acerca de la identidad que la gente tiene de Él.
La respuesta de los discípulos sigue vigente hoy, porque la gente tiene diversas visiones acerca de Él. Unos lo confunden con Juan el Bautista; algunos otros dicen que es Elías y algunos más, un profeta resucitado.
En nuestros días hay personas que dicen que Jesús es un gran hombre, o un iniciado o incluso un ser sobrenatural.
Pero lo anterior no es suficiente para conocer a Jesús, por eso, Él mismo les preguntó a los discípulos, ¿Quién dice la gente que soy yo?
Pedro se adelanta y hace una declaración vital para todo aquel que verdaderamente sabe quien es Jesús. Pedro, dijo: El Cristo de Dios, lo que significa el Mesías enviado del cielo.
Aquí vemos la gran división que existe en la humanidad, los que creen en Jesús como una simple persona y los que creen en Jesús como el Cristo, el enviado del cielo. (v.20)
Llama la atención que en el v.21 el Señor Jesús les encarga estrictamente que no le dijeran a nadie acerca de esa identidad, ¿por qué? Jesucristo sabía que no había aún llegado el tiempo de su proclamación pública, lo cual tenía que ver con su sacrificio. El Cristo tendría que ser reconocido como aquel que vino a sufrir y morir por tus pecados y los míos, por eso en el v.22, les revela que es necesario que padezca y sea desechado como el Cristo por aquellos hombres religiosos que no reconocían que necesitaban un Salvador que los librara de sus pecados.
Solo aquellos que reconocieran a Cristo, aceptarían el Evangelio que ahora les anunciaba y que sería proclamado más adelante; que Cristo murió y resucitó (v.22).
La gran división entre los hombres sería entre aquellos que desecharon y rechazaron a Cristo v.22, y aquellos que le reconocieron y se convirtieron en sus discípulos.
Del v.23 en adelante, Cristo les enseña que la verdadera evidencia de reconocer, recibir, aceptar y creer en Él, involucra 4 cuestiones para ser su discípulo:
PRIMERA. Negarse a sí mismo. Porque como dijo Pablo: “y ya no vivo yo sino vive Cristo en mí”. Ahora el Rey de nuestra vida será Cristo, pues mi “yo” ha muerto en la cruz. Gálatas 2:20a
SEGUNDA. Tomar la cruz. Significa estar dispuesto a vivir como Cristo vivió; como dijo Pablo: “y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios.” Gálatas 2:20b
TERCERA. Seguirlo. Seguir a Jesucristo implica dejar todos tus intereses en el mundo, porque son del mundo. Ahora tu prioridad es Cristo quien te amó y se entregó por ti ¿Cómo no lo habrías de seguir? Gálatas 2:20
CUARTA. No avergonzarse. Involucra declarar públicamente que eres de Cristo, que le perteneces y eres su siervo, porque no hay nada mejor que salvar la vida, incluso a costa de no ganar el mundo. Pues si ganamos el mundo, perdemos la vida eterna. Lucas 9 24-25
Hoy tú debes examinarte en qué lado estás de la humanidad, ¿Eres creyente o no?, ¿Has reconocido a Cristo como tu salvador?, ¿Prefieres ganar el mundo?, ¿Te preocupa perder lo que tienes?, ¿Eres su discípulo y lo sigues?
“Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados?” – 2 Corintios 13:5