El hombre que no conoce a Dios cuestiona su existencia partiendo de lo que ve que sucede en el mundo.
Si el hombre ve pecado, iniquidades, violencia y en general injusticia, su conclusión es que Dios no existe porque no hay quién gobierne al mundo en general y al hombre en particular.
Eso es entendible en el hombre natural, pero en un cristiano no pareciera ser lo congruente. Pues bien, Habacuc, siendo profeta se quejó delante de Dios porque al parecer Dios no hacía nada contra la destrucción y violencia que molestaba a Habacuc. (Hab 1:1-4)
El profeta se quejó de que la Ley estaba debilitada, que en juicios afloraba la mentira y que la justicia estaba torcida. En pocas palabras, el hombre impío se esta saliendo con la suya.
La queja de Habacuc pareciera tener una sorprendente actualidad por lo que hoy vivimos y la conclusión a la que llega el hombre, es que la sociedad esta totalmente descontrolada y el hombre a merced de los malos. Que no hay quién pueda detener la maldad. Todos los días oímos noticias de casos de robos, secuestros y hasta homicidios, siendo testigos por los medios de comunicación en el mejor de los casos, porque en ocasiones somos víctimas directas de este acontecer.
Vivir en carne propia una injusticia nos puede llevar a cuestionar no solo la justicia de Dios, sino su existencia misma, no obstante que nos declaremos creyentes, pues muchas veces terminamos cuestionando, ¿Por qué suceden esas cosas? A la manera en que lo hizo Habacuc con la conocida frase “¿Hasta cuándo, 0h Dios?”
Pero la respuesta es muy sencilla, esa queja y clamor del profeta llegó a Dios, porque Él no es indiferente ni apático a lo que les sucede a los hombres. Entonces, ¿qué es lo que está sucediendo? La respuesta la encontramos en v.2:3, donde Dios le dice que aunque la respuesta se tarde, sin embargo, es segura:
“Aunque la visión tardará aún por un tiempo, mas se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará.” – Habacuc 2:3
Lo que le da seguridad al creyente, no son las circunstancias, ni lo que está haciendo el hombre, sino saber que Dios es justo. Sí, así como lo Lees, ¡Dios es justo!, lo creas o no.
Vendrá el tiempo de los lamentos, de los ayes, a su tiempo vendrá el juicio para el que se embriaga y engaña a otro, para el que trae deshonra, para el que afrenta a Dios. v.2:15.
De nada servirá la religión como tampoco que se encomiende a su ídolo, el juicio de Dios viene para juzgar al impío. Habacuc 2:18-20
Cuando el profeta se dio cuenta de eso, se rindió a Dios y lo único que pudo hacer fue honrarlo con una oración de adoración a la perfección y justicia de Dios, que leemos en Habacuc.3:16-19:
“Oí, y se conmovieron mis entrañas; A la voz temblaron mis labios;Pudrición entró en mis huesos, y dentro de mí me estremecí; Si bien estaré quieto en el día de la angustia, Cuando suba al pueblo el que lo invadirá con sus tropas. Aunque la higuera no florezca, Ni en las vides haya frutos, Aunque falte el producto del olivo, Y los labrados no den mantenimiento, Y las ovejas sean quitadas de la majada, Y no haya vacas en los corrales; Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salvación. Jehová el Señor es mi fortaleza, El cual hace mis pies como de ciervas, Y en mis alturas me hace andar.”
Este ejemplo de oración para cuando vivimos momentos de duda, traerá a nuestra mente y vida la certeza en la justicia de Dios. ¿Lo crees?
¡Gloria a Dios!
Hay momentos en que surgen dudas o queremos respuestas a lo que pasa a nuestro alrededor… gracias a Dios por Su palabra; porque es medicina para el cuerpo y gracias a Dios por este ministerio.
El Señor les siga bendiciendo.