Dice la escritura que Dios nos ha concedido el arrepentimiento. Y en efecto el arrepentimiento es una concesión que Dios hace al hombre (2 Timoteo 2:25), el tema es si el hombre decide aprovechar ese regalo que Dios le da para experimentar las consecuencias del mismo.
En Daniel capítulo 4 vemos al profeta hacer la interpretación del sueño del rey Nabucodonosor. Daniel le profetiza, en el v.24 algo que para un rey sería inaudito, Daniel le dice que lo que vendrá sobre él, es la sentencia de Dios.
Leer: Daniel 4:1-37
Para empezar esto debió ser algo increíble para Nabucodonosor, pues él era el soberano y quizá el soberano más poderoso de su tiempo. ¿Quién tendrá la capacidad de dictar una sentencia sobre él?
A continuación el joven profeta le revela que el rey será como las bestias del campo durante 7 años, el número de la perfección de Dios, porque la sentencia de Dios es perfecta, porque sus juicios son rectos.
La gran diferencia entre las sentencias de Dios y las sentencias de los hombres, es que estas últimas tienen como propósito castigar, el hombre aunque ha buscado otro propósito en las penas que impone, la gran mayoría de los casos culminan en un castigo. En cambio las sentencias de Dios, como lo dice el v.25, son con el propósito de que el hombre, en este caso el rey, conozca que Dios es el que tiene el dominio en el reino de los hombres, y que si él es rey, es por así se lo concedió Dios.
Además, en las sentencias que dicta el Señor va implícita su misericordia. Lo anterior lo constatamos en el v.26 que dice, que “en cuanto a la orden de dejar en la tierra la cepa de las raíces del mismo árbol”, significa que mientras el Rey experimentaba por 7 años esa locura (Zoantropía: enfermedad aun existente, que consiste en que una persona, por delirio, imite el comportamiento de algún animal) Dios dejaría firme su trono.
Pero esa misericordia también tiene un propósito pues señala que eso será hasta que reconozca que el cielo gobierna.
Las expresiones de los vv.24 y 25 respectivamente, “hasta que reconozcas que el Altísimo tiene dominio sobre el reino de los hombres” y “luego que reconozcas que el cielo gobierna” no tienen otro propósito, sino producir en el hombre arrepentimiento.
La semana pasada veíamos que Dios retarda su promesa para que todos procedan al arrepentimiento.
Finalmente el profeta, después de interpretar el sueño del rey, lo exhorta a que redima con justicia sus pecados, haciendo misericordias. Eso no quiere decir que le estaba aconsejando, como lo hacen muchos hombres, a que se portara bien para que se ganara el perdón de Dios, pues la exhortación viene después del arrepentimiento. Cuando los frutos son dignos de arrepentimiento, como dice la Biblia, entonces estaremos en presencia de un verdadero arrepentimiento, lo contrario iría en sentido opuesto a la enseñanza general de las escrituras.
“…esta es la interpretación, oh rey, y la sentencia del Altísimo, que ha venido sobre mi señor el rey: Que te echarán de entre los hombres, y con las bestias del campo será tu morada, y con hierba del campo te apacentarán como a los bueyes, y con el rocío del cielo serás bañado; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que conozcas que el Altísimo tiene dominio en el reino de los hombres, y que lo da a quien él quiere. Y en cuanto a la orden de dejar en la tierra la cepa de las raíces del mismo árbol, significa que tu reino te quedará firme, luego que reconozcas que el cielo gobierna. Por tanto, oh rey, acepta mi consejo: tus pecados redime con justicia, y tus iniquidades haciendo misericordias para con los oprimidos, pues tal vez será eso una prolongación de tu tranquilidad.” – Daniel 4:24-27