Este concepto que tiene que ver con el carácter de Dios, sus atributos y perfecciones, no siempre ha sido bien entendido. En términos llanos significa que Dios cumplirá lo que ha dicho, porque Dios no cambia, porque es inmutable.
Sin embargo, el hombre en un aspecto meramente sentimental restringe esta idea al hecho de que Dios es fiel y siempre cumplirá lo que promete como bendición, pero descarta este atributo cuando se trata de que Dios también cumplirá su palabra cuando tiene que ver con disciplina, juicio o maldición.
Es decir, nosotros debemos tomar en cuenta que Dios siempre será fiel absolutamente para todo lo que ha dicho.
“Palabra fiel es esta: Si somos muertos con él, también viviremos con él; Si sufrimos, también reinaremos con él; Si le negáremos, él también nos negará. Si fuéremos infieles, él permanece fiel; El no puede negarse a sí mismo.” – 2 Timoteo 2:11-13
Así lo vemos en 2 Timoteo 2:11-13 donde habla de su fidelidad. Nos gusta ver lo que dice el v.11 de que si cumplimos con nuestra fidelidad el cumple su promesa, e incluso nos agrada rematar con la parte final del v.13, que dice si fuéremos infieles, él permanece fiel, pero cuando lees el renglón previo que dice que si negamos a Dios, él también nos negará, entonces entendemos que la parte final del v.13 que dice, si somos infieles, él permanecerá fiel, es decir que él nos negará, porque eso dijo que haría.
Israel sabía perfectamente que así es Dios, por eso debía conocer el primer pacto y cumplirlo porque era un pacto condicional y Jeremías profetizó la destrucción de Jerusalén y la deportación de Israel a Babilonia y se cumplió. Pero Jeremías también profetizó el nuevo pacto, el que ahora vemos en el Capitulo 31, a partir del v.31
Leer: Jeremías 31:31-40
Leemos ahí que Jeremías profetizó que habría un tiempo en el que Dios haría un “nuevo pacto” con su pueblo, no como el primer pacto, que fue invalidado por Israel por la infidelidad a su esposo que era Dios mismo, por la idolatría.
El contraste entre la infidelidad de Israel y la fidelidad de Dios fue precisamente la causa del cautiverio del pueblo, porque Dios lo había dicho y él no podía negarse a sí mismo, por tanto tenía que cumplir lo que había profetizado. Porque sólo un Dios fiel es un Dios justo y santo.
Pero ahora en el nuevo pacto, la ley estará en nuestra mente y en nuestro corazón y tendremos la capacidad para obedecerle, porque tendremos la aptitud de entenderle porque Él enviará a su Santo Espíritu a morar en nosotros y le conoceremos y sabremos que cumplirá finalmente su Palabra pues perdona nuestros pecados y no se acordará más de ellos.
Que gozo produce en el creyente confiar en un Dios fiel que estamos seguros que ya no traerá más a memoria nuestros pecados, eso es perdonar. La escritura no dice que él olvidará, porque eso sería contrario a la naturaleza perfecta de Dios. Lo dice por nosotros en quienes el olvido es un acto involuntario, pero perdonar, no acordarse de algo, es algo voluntario que sólo un Dios fiel y perfecto como él puede hacer y que nosotros deberíamos aprender y repetir para con los demás. Y todo ello basado en el perdón de pecados que prometió gracias al pacto en el sacrificio de su hijo Jesucristo.
“Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí.” – 1 Corintios 11:25