La lectura del libro de Eclesiastés puede ser un remanso para aquellas personas que piensan que es muy pesado vivir. Puede ser de mucha bendición, especialmente si eres creyente y como consecuencia tienes el Espíritu de Dios morando en ti. Conocer que la vida puede ser vacía sin Dios o que los afanes de la vida serán una carga inútil. Si no tienes el propósito divino como fin mismo en tu existencia, te percatarás que la sabiduría humana, las obras, las riquezas, el prestigio, el placer, la juventud, la vida misma son vanidad. Te recomiendo su lectura y meditación, encontrarás el sentido de tu existencia desde el punto de vista de tu Señor, es por eso que hoy reflexionaremos en Eclesiastés 12.
Comencemos:
No se que edad tengas cuando estas leyendo esto, pero todos, cualesquiera que sea nuestra edad, debemos vivir de tal manera que cuando lleguemos a la vejez podamos decir como lo dice el v.13, Temí a Dios y guarde sus mandamientos porque esto es el todo del hombre. ¿Cuáles son los secretos para vivir una vida así?. Veamos.
El Capitulo nos indica como vivir, sabiendo que tenemos la libertad para hacerlo con alegría, pero estando conscientes de que Dios nos juzgará (Eclesiastés 11:9-10), pues Dios traerá toda nuestra obra a juicio, (v.14). Así que antes que eso suceda debemos vivir para Dios. Tres momentos son importantes en nuestra vida:
PRIMERO. Viviendo para Dios, antes que vengan los días malos y lleguen los años en los cuales digas, no tengo en ellos contentamiento.
Puede ser que tu estés viviendo esforzándote para forjar un futuro y que tu meta sea hacer y acumular o empeñarte en buscar la felicidad para ti y para los tuyos y que el tiempo se te este escurriendo entre las manos y que a la vuelta de los años simplemente te des cuenta de que las canas ya son la mayoría de tu pelo y que al hacer el recuento de tu vida simplemente llegues a la conclusión de que no haz sido feliz. ¿Sabes cual es el secreto?, algo que olvidaste. Regresemos a la lectura principal:
“Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento” – Eclesiastés 12:1
SEGUNDO. Acuérdate de tu creador, antes que se oscurezca el sol (v.2) antes que llegue la vejez, pierdas la fuerza y tu columna se encorve, antes que tu dentadura disminuya, cuanto te levantes y veas que ya no hay mucho que hacer, sin importar lo temprano que sea, antes que pierdas el apetito; en pocas palabras antes que te llegue la vejez. (v.3-5).
TERCERO. El tercer antes que viene en los v. 6 y 7 es: Antes de que mueras; antes de que la cadena de oro se quiebre, o la rueda se rompa, el polvo vuelva a la tierra y el espíritu vuelva a Dios.
Los v. 9 y 10 nos dicen porqué tendríamos que leer este Libro, pues Dios utilizó al autor, el predicador, con sabiduría para enseñar y nos lo dio para escuchar y escudriñar estas palabras de verdad, porque las palabras de los sabios son como aguijones y las de los maestros como clavos que nos pinchan (v.11), no son agradables a veces, pero nos hacen reflexionar en lo que estamos haciendo con nuestra vida.
De nosotros depende si aceptamos la amonestación (v.12), y aprendemos a vivir para Dios, antes de que se nos acabe la juventud, o llegue la vejez o muramos.